Why R.H. Benson died so early?

R.H.Benson’s burial (1914)

I have been asked privately why Benson died so early, at the age of 44.

He supposedly died of pneumonia. But my opinion is that he ended up worn out of so much work and his body defenses diminished substantially. He surrendered in such a way to what he thought it was his mission about spreading and defending his new Catholic Faith that his body simply broke down. Before dying he used to forget appointments, was advised to stop working and suffered once in a while from a so called ‘false angina’, which was a kind of a heart disease which I would adventure to name it now Prinzmetal angina. It is one that is suffered as a normal angina pectoris but it leaves no trace.

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«El no creyente vive en mundo perfecto que no es la tierra prometida, el creyente pisa barro, pero puede encontrar una perla» (Papers of a Pariah, 1903)

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«Los pensadores modernos surgen, prácticamente, de la agitación religiosa del siglo XVI. En ese período del cristianismo la consolidación del principio del Nacionalismo en la religión asestó el primer golpe contra la idea de una revelación definitiva garantizada por una autoridad infalible; pues la sustitución, como si de una corte de apelación se tratara, de un Libro escrito por una voz viva sólo podría constituir un paso transitorio en el camino hacia la aceptación de que cada individuo, en cuyas manos cae el Libro, se convierta en su intérprete. Al Nacionalismo le siguió el Congregacionalismo, y al Congregacionalismo el Individualismo (o Protestantismo puro); y, como tanto la Nación como la Congregación negaron la autoridad absoluta, poco a poco nació la visión de que la “verdadera religión” era un sistema de fe que cada individuo elabora por sí mismo; y, como no hay manera de que estos individuos estén de acuerdo, la “Verdad” finalmente se hace cada vez más subjetiva, hasta que se consolidó la forma más característicamente moderna del pensamiento, es decir, que la Verdad no es de ninguna manera absoluta y que lo que para uno es verdadero e imperativo, para otro no es ni verdadero ni imperativo».

De «El Catolicismo y el futuro» en «Un libro de ensayos«.

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Tres años después

Un amigo, mucho más atento que yo, me ha recordado que hoy hace tres años que conseguí el título de doctor. Lo obvio es pensar en cómo pasa el tiempo… Volando. También recuerdo los años que costó que la tesis viera la luz. Me consta que hay mucha gente en el camino del doctorado. Y si yo lo conseguí estando casado y con hijos, trabajando a tiempo completo como consultor, es que se puede. Nunca hay que tirar la toalla. ¡Ánimo!

Foto de recuerdo con el tribunal, el director de la tesis y mi esposa al finalizar la defensa (29/01/2015)

 

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«Una de las cosas más fáciles que hay en este mundo es hacerse individualista; siempre es fácil creer en la infalibilidad práctica de un mismo; solo hace falta el más simple de los equipamientos: un desprecio suficientemente decidido del prójimo; pero no es nada fácil creer en la infalibilidad de otro».

(Robert Hugh Benson, de «El catolicismo y el futuro» en «Un libro de ensayos»)

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«El amor no siempre es ciego; en nueve de cada diez casos es mucho más clarividente que la indiferencia, o que el interés filosófico incluso”

(Robert Hugh Benson, de «Catolicismo y futuro» en «Un libro de ensayos»)

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“Usar un reloj impuntual no te convierte necesariamente en un hombre impuntual; solo lo serás, si no eres consciente de este defecto de tu reloj”

(Robert Hugh Benson, de «Catolicismo y futuro» en «Un libro de ensayos»)

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«Es un hecho ampliamente conocido que los críticos que han renunciado al cristianismo afirman, más que cualesquiera otros, que se acercan a las escrituras imparcialmente; pero esto es precisamente lo que no hacen. Ellos ya han decidido que la interpretación cristiana de la Biblia es falsa, que las Escrituras son una mera obra de mentes humanas más o menos perspicaces e imaginativas; y, por tanto, están obligados, inconscientemente por supuesto, a hallar evidencias de su posición

(Robert Hugh Benson, de «Catolicismo y el futuro» en Un libro de ensayos«)

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«Estos “pensadores modernos” asumen continuamente el papel de quienes están solos en el mundo como observadores independientes e imparciales; y no hay nada más desastroso que esto para uno que busca la verdad. Nadie es independiente o imparcial en ningún caso, cualquiera que sea el momento o la situación» («El catolicismo y el futuro» de Un libro de ensayos)

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La editorial B.A.C. publica mi traducción de The Light Invisible y A Mirror of Shalott

La B.A.C. publica los libros de relatos: The Light Invisible y A Mirror of Shalott, traducidos por Sergio Gómez Moyano. La B.A.C. los ha editado en el mismo volumen con el título Historias sobrenaturales.

HISTORIAS SOBRENATURALES | ROBERT HUGH BENSON | Comprar libro 9788422019718

Creo que no se le escapa a ningún interesado en este R.H. Benson que se está viviendo un pequeño resurgir de su memoria en lengua castellana. Desde hace unos diez años algunas editoriales han publicado obras de este autor. Lord of the World y The Necromancers han sido objeto, además, de una nueva traducción al idioma de Cervantes. The Dawn of All simplemente se ha reeditado con la misma traducción de hace casi cien años.

Este año le ha tocado el turno a sus libros de relatos: The Light Invisible y A Mirror of Shalott. La B.A.C. los ha editado en el mismo volumen con el título Historias sobrenaturales, con la particularidad de que A Mirror of Shalott es la primera vez que ve la luz en español. Tanto la traducción como el estudio introductorio son obra de Sergio Gómez Moyano.

El primer libro de relatos escrito por Robert Hugh Benson se titula The Light Invisible. Salió a la venta en 1903 y se trata del primer volumen publicado del autor. Es importante contextualizar esta obra, porque dará una clave fundamental para su interpretación.

Comenzó a escribirlo en 1902, cuando vivía en la comunidad de la Resurrección de Mirfield. El autor estaba sufriendo una crisis de identidad. Por un lado, había sido educado según los principios de la Iglesia de Inglaterra, de la cual su padre fue la cabeza visible. Más aún, se había convertido en un profesional de la misma, pues había sido ordenado clérigo anglicano. Sin embargo, sentía la llamada a la Iglesia Católica, esa confesión cristiana que desde pequeño había aborrecido. En esos momentos de desconcierto, pretendió buscar una especie de compromiso, una vía intermedia o quizá un metalenguaje capaz de albergar las pretensiones de ambas confesiones. El mismo Benson explicó que con este libro buscaba reafirmarse en las verdades de la religión. Por todo ello, no es de extrañar que The Light Invisible esté compuesto por una serie de experiencias espirituales, explicadas por un anciano sacerdote, que el lector no puede averiguar si es católico o anglicano. El protagonista de los relatos posee un don, una sensibilidad especial, para ver lo que se esconde detrás de la materia.

Un corresponsal escribió sobre el libro que el verdadero meollo del mismo es la intuición espiritual, como único puente entre lo visible y lo invisible (C.C. Martindale, The Life of Monsignor Robert Hugh Benson, vol. I). Esta intuición se materializa, o se hace sensible, en la figura del anciano sacerdote, que es el que relata las historias. Su don consiste en: «La facultad de comprobar por nosotros mismos lo que hemos aceptado por autoridad y lo profesamos por fe. […] La percepción es a veces tan intensa que el mundo espiritual se me muestra tan visible como lo que llamamos el mundo natural, pero se me muestran simultáneamente, como en el mismo plano. Depende de mí elegir cuál de los dos veo con más claridad» (The Light Invisible).

Y esta facultad, dice, no es algo diferente, por ejemplo, de la capacidad que tiene su interlocutor (el que escribe todo lo que el anciano relata) de disfrutar de la belleza, donde otros no la ven. A partir de aquí se explicarán situaciones que el anciano sacerdote, o alguna otra persona, ha vivido gracias a esa capacidad intuitiva devenida visión sensible.

Desde el punto de vista literario cabe decir que se trata del primer libro de madurez literaria de Robert Hugh Benson. El género en el que se podría adscribir sería el de los relatos fantásticos o de terror, si bien sus páginas no encierran pasajes tan escalofriantes como los de A Mirror of Shalott. Su tono es mucho más meloso y, sobre todo, más espiritual (por no decir místico) que terrorífico o fabulístico.

El planteamiento de A Mirror of Shalott adquiere la forma de un simposio informal, una especie de Decamerón o Canterbury Tales. Un grupo de sacerdotes de diferentes nacionalidades se encuentran en Roma. Después de sus actividades diarias disponen de un período de tiempo libre entre la cena y las oraciones de la noche. Para pasar ese rato, y a raíz de una discusión entre ellos sobre la existencia de los milagros, deciden que cada noche uno de ellos contará una historia. Deberá cumplir dos condiciones: que se narren hechos sobrenaturales y que hayan sido vividos en primera persona.

En una primera instancia, dado este planteamiento, cabría esperar que Benson, como sacerdote católico, hiciera hablar a sus personajes, tan clérigos como él, de modo aleccionador sobre milagros de santos u otras delicadezas piadosas, cual si desde el púlpito predicaran. Podría imaginarse uno, a mucho exagerar, que hablaran de algún exorcismo.

Pero el tono de la obra no se alinea en absoluto con este talante. En ella se habla de fantasmas, de presencias malignas, o incluso ausencias insoportables, de barcos fantasma… La riqueza de las historias es verdaderamente sorprendente, y algunas de ellas llegan a producir un auténtico escalofrío. No en vano, las historias de A Mirror of Shalott aparecen en numerosas colecciones de relatos fantásticos o de terror junto a los nada irrelevantes de Poe o Lovecraft, entre otros. Y es que este libro puede ser considerado un clásico del género de terror.

Para llegar a la intención de esta obra, conviene detenerse un segundo en el título. Debe su nombre a un poema escrito por Alfred Tennyson, presumiblemente en 1842, titulado The Lady of Shalott. La dama protagonista del mismo vivía sola en un castillo en la isla de Shalott. Tenía prohibido mirar el mundo directamente, más allá de los muros, pero lo contemplaba a través de un espejo. A Mirror of Shalott, literalmente un Espejo de Shalott, pretende ser un lugar en el que el lector puede fijar los ojos, para ver ese mundo exterior que está más allá de los muros de la materialidad, es decir, de la percepción sensible. El objetivo del libro, por tanto, queda patente: mostrar el mundo espiritual. Uno por uno los miembros de este peculiar simposio de historias sobrenaturales o de terror van relatando sus experiencias, sus encuentros con lo sobrenatural.

Y solo queda que el lector se deje llevar por estas historias, muestrario de manifestaciones sobrenaturales. En resumen, este tipo de relatos escritos por un sacerdote puede causar sorpresa, pero, considerados en toda la amplitud de su obra adquieren una importancia propedéutica para la fe y una espiritualización de la vida ordinaria del creyente.

No obstante todo lo dicho, el lector también merece disfrutar de estos dos libros ofrecidos por la B.A.C. por sus propios méritos literarios, que no son pocos, y no por fiarse de un comentarista como el que suscribe.

 

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