Quién es Robert Hugh Benson

Robert Hugh Benson (1871-1914) fue el hijo menor de Edward White Benson, Arzobispo de Canterbury, converso al catolicismo, eminente autor de ficción y apologética.

En la British Library de Londres repasé el registro de libros publicados en Inglaterra entre los años 1903 y 1916, es decir, desde su conversión hasta dos años después de su muerte. Todos los años, desde 1905 hasta 1915 se publican dos, tres o más obras de este autor. Muchos de sus libros se reeditaron, como es el caso de A Winnowing, publicado en 1910 por la editorial Hutchinson y reeditado en 1911, 1913 y 1914… leer más.

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Robert Hugh Benson y la eutanasia

Se ha aprobado la ley de la eutanasia en España y con ella se abre otra puerta a la muerte. 

Escritores hay, afortunadamente, que realizan experimentos sociales en sus obras de ficción (no en la realidad). En estos experimentos llevan algunas ideas hasta sus máximas consecuencias prácticas. Los resultados pueden ser chocantes, al menos para la época en que sus libros se escribieron. 

Me viene a la cabeza esa tremenda e impactante novela de Aldous Huxley titulada «Un mundo feliz», aunque él la llamó «Brave New World» (1932). Recomiendo vivamente su lectura, porque el mundo en que vivimos se va pareciendo cada vez más a ese que describió el autor. Se trata de una sociedad dominada por el Estado que se encarga de hacer nacer y hacer morir a los que quiere, les destina a un trabajo concreto en la comunidad y les hace adorar aquello que hacen. Esto da lugar a unos humanos ingenuos, ignorantes de todo menos de aquello para lo que han sido condicionados e incapaces de amar y llevar con dignidad una vida afectiva. «Todo el mundo pertenece a todo el mundo», dice una de las máximas del sistema. Las relaciones deben ser esporádicas porque el amor y la familia son un peligro para la sociedad: pondrían en entredicho el papel del Estado. Parecen niños que juegan a ser mayores. Sexo, consumismo, entretenimientos proporcionados por el Estado y drogas oficiales mantienen a los individuos en un estado de supuesta felicidad. Y todo a cambio de un pequeña sacrificio: la libertad. El Estado te hará feliz, siempre y cuando le entregues tu libertad.

Otra de estas obras es Señor del mundo (Lord of the World) de Robert Hugh Benson. La escribió en 1907 y se supone que la trama ocurre alrededor del año 2000. En esta historia, el «experimento» social que el autor pretende probar en su laboratorio literario es el del humanitarismo progresista desarrollado sin oposición durante casi 100 años. Y llega a algunas consecuencias extremas. Una de ellas es la EUTANASIA, que se aplica con o sin consentimiento. Hoy en el país hablaba de la aplicación de la eutanasia en «un contexto eutanásico», sea lo que sea lo que eso signifique.

He aquí un fragmento del capítulo I de Señor del mundo:

Texto de la novela

«Mabel también estaba pensativa en su asiento con el periódico en el regazo, al deslizarse velozmente por la línea de Brighton. Estas noticias del Este la desconcertaban más de lo que ella dejaba ver; y, no obstante, un peligro real de invasión le parecía increíble. Esta vida occidental era tan apacible y cuerda; los pueblos tenían al fin el pie sobre la roca, y parecía impensable que fuesen forzados otra vez al pantano; era contrario a la ley de la evolución. Pero, al fin, no podía menos de reconocer que la catástrofe parecía ser uno de los métodos de la naturaleza…

Estaba sentada inmóvil, hojeando de vez en cuando el manojo de noticias y releyendo el editorial acerca de ellas: también él mostraba desánimo. Un par de hombres conversaban en el compartimiento de al lado sobre el mismo tema; uno describía las fábricas de munición del gobierno que había visitado, la anhelosa prisa que reinaba allí; el otro proponía preguntas y cuestiones. No había mucho confort allí. No había ventanas por dónde mirar; en las líneas centrales la velocidad era excesiva para la vista; el largo compartimiento inundado de luz suave era todo su horizonte. Contempló la blanca bóveda moldeada, las deliciosas pinturas enmarcadas en roble, los mullidos sillones, los melados globos colgados del techo que irradiaban luz solar y a una madre y su niño enfrente de ella.

Entonces sonó la gran cuerda, la apagada vibración creció levemente, y un momento después las puertas automáticas resbalaron y ella pisó el andén de la estación de Brighton.

Al bajar los peldaños que llevaban a la plazoleta, vio a un cura que caminaba delante de ella. Parecía un viejo muy enhiesto y fornido, pues, aunque su pelo era blanco, se movía ágil y enérgicamente. Al pie de la escalera, él se detuvo y se giró un poco, y ella vio con gran sorpresa que su rostro era el de un mozo, delicado y fuerte, con cejas negras y radiantes ojos claros. Entonces lo pasó, y comenzó a cruzar la plazuela hacia la casa de la tía.

En ese momento sin el menor preanuncio, excepto un agrio bocinazo en lo alto, sucedieron un montón de cosas. Una gran sombra se movió cubriendo el sol a sus pies, un estrépito de rotura hendió el aire, y un sonido como el respiro de un gigante; y al detenerse espantada, con un estruendo como de miles de cántaros que se estrellaran, un enorme objeto se aplastó contra el pavimento de caucho ante ella, y allí quedó, llenando media calle, agitando anchos alerones en su parte superior, los cuales se debatían y azotaban cual las aletas de un monstruo antediluviano, vomitando gritos humanos y comenzando de inmediato a bullir con vulnerada vida.

Mabel apenas se dio cuenta de lo que pasó después; pero se encontró al momento empujada adelante por una presión violenta desde atrás hasta que se detuvo temblando de pies a cabeza con los restos destrozados de un cuerpo humano gimiendo y retorciéndose a sus pies. Una especie de lenguaje articulado salió de él; captó distintamente los nombres de Jesús y María; y entonces una voz siseó de repente en su oído:

– Déjeme, señora. Soy un sacerdote.

Estuvo allí un rato más, aturdida por lo repentino del suceso, mirando casi fuera de sí al joven cura canoso de rodillas, con su americana desabrochada y un crucifijo fuera; lo vio inclinarse, agitar la mano en un rápido ademán, y musitar en un lenguaje que ella no conocía. Lo vio erguirse de nuevo, teniendo el crucifijo en alto, y moverse lentamente en el medio del ensangrentado pavimento, mirando a un lado y otro como por un llamado.

De los escalones del gran sanatorio que estaba a la derecha descendieron corriendo una cantidad de figuras, sin sombrero, de blanco, llevando cada una lo que parecía una Kodak de las antiguas. Sabía quiénes eran y su corazón dio un suspiro de alivio. Eran los operadores de la eutanasia. Entonces se sintió asida por un hombro y lanzada atrás y de inmediato se halló en primera fila de una multitud que oscilaba y gritaba, y detrás de una cadena de policías y civiles que habían formado cordón pata contener el embate.»

Robert Hugh Benson, Señor del mundo, Libro I, capítulo I, 2.

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Horror: ¡venden la casa de R.H. Benson!

Con los beneficios que le proporcionó la venta de libros, Hugh compró una propiedad en un pueblo diminuto llamado Hare Street, a pocos kilómetros Buntingford, Hertfordshire, no muy lejos de Londres y hoy en día a un paso del aeropuerto de Standsted.

En ella intentó fundar una comunidad de artistas católicos, laicos o clérigos, que compartieran el pan y la oración y se dedicaran a sus artes en un ambiente amigo y tranquilo.

También fue el centro de operaciones de su intensa vida activa. (Recordemos que había que solicitar sus servicios como conferenciante con dos años de antelación).

La casa estaba llena de elementos (muchos hechos por él mismo) que eran como irradiaciones de su personalidad. Se pueden ver algunas aquí:

Es una lástima que el arzobispo de Westminter ‎Mons. Vincent Gerard Nichols quiera deshacerse de este regalo que legó Hugh a sus predecesores.

En la casa también se encontraba la tumba del autor, pero de momento no sé si sigue allí o han cambiado de ubicación sus restos mortales.

Detalle de la tumba de Robert Hugh Benson

Se ha abierto una página en Facebook para salvar la casa, abrir la capilla y los jardines al público: https://www.facebook.com/Saveharestreethouse/

Aquí dejo un enlace a la web de la inmobiliaria encargada de la venta:  https://www.rightmove.co.uk/property-for-sale/property-73290880.html

Otra web que se hace eco de la noticia: https://bensonians.blogspot.com/2019/09/salvar-la-casa-de-monsenor-benson-hare.html

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¿Por qué Robert Hugh Benson escribió historias de fantasmas?

Aunque la obra más famosa que nos ha legado es la escalofriante novela futurista Señor del mundo, citada en más de una ocasión por el papa Francisco, no podemos dejar de lado el resto de su obra. Todos sus libros tienen un encaje adecuado dentro de su plan apologético. Un apartado importante dentro de sus obras es la descripción de hechos preternaturales. Sus dos libros de relatos cortos, The Light Invisible y A Mirror of Shalott, recientemente traducidos y publicados en la B.A.C., constituyen un eminente ejemplo. Sin embargo, el resto de obras están plagadas de escenas en las que se parece tocarse el mundo espiritual, como si se encontrara al alcance de la mano.

En este artículo se examinan los aspectos de su personalidad, las influencias familiares y sociales y el propósito personas que le condujo a escribir estos relatos de fantasmas. Se puede encontrar el original en los siguientes enlaces:

BIBLIOGRAFÍA

Benson, A.C., Hugh, Memoirs of a Brother (John Murray, London 1920).
Benson, R.H., A Mirror of Shalott (Benziger Brothers, New York 1907).
Alba triunfante (Gustavo Gili, Barcelona 1916).
Confessions of a Convert (Longmans, Green and Co., London 1913).
Lord of the World (Pitman, New York 1915).
The Necromancers (Sphere Books, Londres 1974).
Papers of a Pariah (BiblioLife, Charleston, SC 2009).
The King’s Achievement (Burns Oates & Washboune, London 1927).
The Light Invisible (Pitman and sons, London 1906).
Mysticism (Sands and Co., London 1907)
— «A Modern Theory of Human Personality»: Dublin Review 282 [1907], 78-96.
— «Phantasms of the Dead»: Dublin Review 300 [1912], 43-63.
— «Christian Science» en A Book of Essays (Herder, New York 1968).
— «Spiritualism» en A Book of Essays (Herder, New York 1968).
Grayson, J., Robert Hugh Benson (University Press of America, Lanham, MD 1998).
Martindale, C.C., The Life of Monsignor Robert Hugh Benson, 2 vols., (Longmans and Green, London 1916).
Pearce, J., Escritores conversos (Palabra, Madrid 2006).
Sáenz, A., El fin de los tiempos y seis autores modernos (Asociación pro cultura occidental, 1996, 2ª ed.).
Williams, D., Genesis and Exodus. A portrait of the Benson Family (Harnish Hamilton, London 1979)
Ratzinger, J., Discurso de Ratisbona, (https://es.zenit.org/articles/discurso-de-benedicto-xvi-en-la-universidad-de-ratisbona).

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Los procesos de la fe

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«Eran tres los procesos mediante los cuales Dios conducía al alma: el primero era la fe externa, que asiente ante todas las cosas que se le presentan mediante la autoridad de costumbre, practica la religión y no tiene intereses ni dudas; el segundo sigue al despertar de las facultades emocionales y perceptivas del alma, y se manifiesta en las consolaciones, los deseos, las visiones místicas, los peligros; es en este plano donde se toman las resoluciones y se fundan las vocaciones y se experimentan los naufragios; el tercero, misterioso e inexpresable, consiste en la representación den la esfera puramente espiritual de todo lo que la ha precedido (tal como una representación teatral sigue a los ensayos) en la cual se comprende a Dios, aunque no se lo experimenta, se absorbe la gracia divina de manera inconsciente e incluso con cierto desagrado, y poco a poco el espíritu interior se conforma con las honduras de su ser, en lo más interno de las esferas de la emoción y la percepción intelectual, a imagen y ánimo de Cristo.»

Robert Hugh Benson, Señor del mundo, Segunda parte, Capítulo IV, I

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El progreso tecnológico

«Los descubrimientos e invenciones más recientes de los hombres manifestaban una clara tendencia a desviar a las almas inmortales de la contemplación de las verdades eternas, dando a entender no que tales descubrimientos e invenciones fueran perniciosas en sí mismas, ya que a fin de cuentas permitían captar mejor las leyes maravillosas de Dios, pero sí que en la actualidad eran demasiado excitantes para la imaginación de los hombres».

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Señor del mundo, Parte II, capítulo II.

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«La unión de la familia se basa en el amor; y el amor es la única reconciliación posible de la autoridad y la libertad»

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«¡A la horca!» Traducción de «Come Rack! Come Rope»

La Editorial Palabra acaba de publicar una nueva traducción de Robert Hugh Benson. Se trata de la novela histórica de 1912 Come Rack! Come Rope!, bajo el título: «¡A la horca!«

Come Rack! Come Rope! Es una novela en la que se narran las vicisitudes de una familia católica en el tiempo de Isabel I. Seguir confesándose católico conllevaba el pago de una serie de multas, por empecinarse en no doblegarse ante la autoridad temporal que se había erigido por propia iniciativa también en espiritual. El cabeza de la familia protagonista se va arruinando poco a poco, pero sigue insistiendo en que una religión que ha servido a los habitantes del país durante siglos, no podía haberse convertido en mala de repente. El pago de las multas, sin embargo, no evitaba el hostigamiento de las autoridades y tampoco el encarcelamiento o, incluso, la condena a muerte. Las excusas para ellos podían ser muchas; las más usada: la traición.

En las páginas de esta novela aparecen personajes reales como la misma reina Isabel, la reina María de Escocia o el jesuita Edmund Campion, que actuaba a escondidas para atender a los fieles, como un auténtico agente secreto, sabiendo que se jugaba la tortura en el potro (rack) y la muerte en la horca (rope).

El autor consigue que el lector se introduzca en la época y viva las angustias y heroísmos de estos católicos del siglo XVI en Inglaterra, una generación heroica que vale la pena conocer.

 

 

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Why R.H. Benson died so early?

R.H.Benson’s burial (1914)

I have been asked privately why Benson died so early, at the age of 44.

He supposedly died of pneumonia. But my opinion is that he ended up worn out of so much work and his body defenses diminished substantially. He surrendered in such a way to what he thought it was his mission about spreading and defending his new Catholic Faith that his body simply broke down. Before dying he used to forget appointments, was advised to stop working and suffered once in a while from a so called ‘false angina’, which was a kind of a heart disease which I would adventure to name it now Prinzmetal angina. It is one that is suffered as a normal angina pectoris but it leaves no trace.

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«El no creyente vive en mundo perfecto que no es la tierra prometida, el creyente pisa barro, pero puede encontrar una perla» (Papers of a Pariah, 1903)

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