Del nacionalismo al individualismo

«Los pensadores modernos surgen, prácticamente, de la agitación religiosa del siglo XVI. En ese período del cristianismo la consolidación del principio del Nacionalismo en la religión asestó el primer golpe contra la idea de una revelación definitiva garantizada por una autoridad infalible; pues la sustitución, como si de una corte de apelación se tratara, de un Libro escrito por una voz viva sólo podría constituir un paso transitorio en el camino hacia la aceptación de que cada individuo, en cuyas manos cae el Libro, se convierta en su intérprete. Al Nacionalismo le siguió el Congregacionalismo, y al Congregacionalismo el Individualismo (o Protestantismo puro); y, como tanto la Nación como la Congregación negaron la autoridad absoluta, poco a poco nació la visión de que la “verdadera religión” era un sistema de fe que cada individuo elabora por sí mismo; y, como no hay manera de que estos individuos estén de acuerdo, la “Verdad” finalmente se hace cada vez más subjetiva, hasta que se consolidó la forma más característicamente moderna del pensamiento, es decir, que la Verdad no es de ninguna manera absoluta y que lo que para uno es verdadero e imperativo, para otro no es ni verdadero ni imperativo».

De «El Catolicismo y el futuro» en «Un libro de ensayos«.

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