La filosofía de la historia en «The Lord of the World»

Visiones de la Historia en la obra

a) Los católicos

Para un cristiano la historia es importantísima. De hecho se debe escribir con mayúsculas, la Historia es sagrada, porque es una Historia de Salvación. Los judíos tendieron en la Biblia a “historificar” en contraposición a “mitificar”, que era lo más corriente en las religiones coetáneas. La Biblia comienza con esta expresión: “Al principio creó Dios los cielos y la tierra”4. Aunque la narración de los siete días de la creación, del jardín del Edén y del árbol de la ciencia del bien y del mal, tiene todos los números para ser considerados relatos míticos, no se puede negar que están marcados por ese “al principio”. El acento fundamental de la narración es temporal, situado en una historia que acaba de comenzar con la creación del mundo. El Dios judío (y cristiano) es totalmente trascendente y libremente decide crear. El mundo, por tanto, comienza a ser de la nada. Con los entes materiales comienza el movimiento y con éste, el tiempo. El mismo catecismo de la Iglesia católica da a entender este carácter temporal: “La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada “en estado de vía” (“in statu viae”) hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección”5. En este mundo creado y destinado a una perfección, Dios coloca al hombre. Éste se rebela contra Él, desobedeciéndole, como narra el capítulo 3 del libro de Génesis. Por este motivo es expulsado del paraíso. A partir de este momento, sin embargo, empieza realmente la historia del hombre. Hasta este momento la Providencia se encargaba de que todo tendiera a su perfección, Dios actuaba directamente en los hechos. Con el pecado se dio una ruptura, una separación y ya no bastaba que Dios se preocupara de los hombres. Éstos dependían de sí mismos para seguir viviendo. Sin embargo, Dios puso en marcha un plan de Redención6. En el Antiguo Testamento elige un pueblo y lo prepara para la llegada de un Salvador que será capaz de cargar sobre sí (pagar) las culpas de los hombres. Estos hombres del pueblo elegido actúan a lo largo del tiempo y, por lo que a nosotros nos concierne, se va construyendo la historia del pueblo de Israel. La Biblia nos explica sus andanzas y avatares, pero basta echar un vistazo a estas narraciones para darse cuenta de que sus libros no consisten es un simple recuento de hechos. Allí se describe a un Dios empujando a un pueblo a una tierra prometida, desanimándose cuando los hombres se rebelan, enviando profetas para que hablen al pueblo en su nombre, etc. La Biblia es un testimonio de la acción de Dios en la Historia, aunque los protagonistas de esta historia no fueran conscientes de esta acción de Dios. Entonces, “en la plenitud de los tiempos”7, según el martirologio romano, llegó el Salvador. Y con Él empieza el cristianismo. Cristo es el centro de la Historia. Hay un antes y un después. Porque de todas las actuaciones de Dios en la Historia esta es la más grande: Dios se ha encarnado. Después de la muerte de Cristo, la Iglesia, la reunión de sus seguidores, espera su segunda venida. El Salvador ya ha sido enviado y ha dicho y hecho todo lo necesario para la Salvación de los hombres. La Historia en este momento se ha convertido en el lugar para perfeccionarse y merecer la Salvación. Pero la urgencia de esta segunda venida impulsa a los cristianos a la evangelización (además de que fue un mandato de Cristo), a convertir al cristianismo a todo el mundo. Durante estos dos mil años desde la venida de Cristo muchos han intentado descubrir la fecha de la segunda venida, del fin del mundo, pero sin éxito. Y es que el cristiano espera la consumación del tiempo. La Historia, por tanto, avanza hacia este final que significará el juicio universal y la instauración del Reino de Dios. El libro del Apocalipsis habla de la batalla de Harmagedón, donde la Bestia (el anticristo) con todos los reinos de la tierra será derrotada. Después llegará un período de mil años y una última lucha. Luego aparecerá la nueva Jerusalén, como imagen de la regeneración del mundo y de la humanidad8. Por eso, como hemos dicho al comienzo de este apartado, para un católico la historia es sagrada porque es la Historia de Dios conduciendo a la humanidad hacia la Salvación. Esta visión histórica rompe totalmente con la visión clásica. No solamente por su carácter sagrado, sino sobre todo porque la historia judeo-cristiana es lineal y progresiva y avanza hacia una consumación.

b) Los comunistas

En primer lugar intentemos aclarar qué es lo que entiende Robert Hugh Benson cuando habla de “los Comunistas”. No es un cometido fácil, ya que dentro de esta palabra el autor de “El Amo del Mundo” introduce una gran cantidad de conceptos e ideologías, que no coinciden al milímetro con la idea que tenemos actualmente del comunismo. Los comunistas de “El Amo del Mundo” son herederos de diferentes pensadores. Por su parte atea recogen ideas de Marx, Feuerbach y Proudhon; por sus ideas socialistas e internacionalistas dependen bastante de cierta tendencia anarquista del primer socialismo. En concreto, el prólogo del libro nombra a un ultrarrevolucionario y antimilitarista francés llamado Gustave Hervé, que según Benson fue el inspirador del “comunismo” que reinaría en los tiempos de “El Amo del Mundo”. Por la vertiente ritualista, a mi entender son herederos de Comte y de la masonería. En la novela sólo se nombran explícitamente a Hervé y Marx, mientras que la masonería se ha situado como una gran fuerza mundial, que ya no necesita de secretismo, porque la mayor parte de la humanidad pertenece a esta intrigante sociedad fundada en Londres en 1717. “En Inglaterra, las primeras alarmas graves se sintieron, en nuestro partido, al constituirse el Parlamento del Trabajo en 1917. Este hecho puso de manifiesto el asombroso incremento adquirido por el Herveísmo, que llegó a inficionar toda la atmósfera social. Sin duda el Socialismo existía con anterioridad a aquella fecha, pero nunca desplegó pujanza y poderío tan avasalladores como en los últimos años de Gustave Hervé”9. Dado que tan claramente habla Benson de este socialista francés dediquémosle unas líneas. Tengo que confesar que al leer este nombre en la novela, la primera idea que me vino a la cabeza fue la de comprobar si había existido realmente o si se trataba de un personaje inventado por Benson para que encarnara las ideas del libro. Imagino que debo pedir perdón por mi ignorancia, pero no fue fácil encontrar datos sobre este personaje. En internet encontré algunas pistas. G.D.H. Cole ni siquiera lo nombra en “Historia del Pensamiento Socialista”. En una página web sobre anarquismo lo calificaban como ultrarrevolucionario y antimilitarista. En un sitio web que parecía una verdadera enciclopedia del socialismo envié un correo electrónico pidiendo información sobre él y me contestaron que ni siquiera lo conocían. Me extrañó bastante, pero ahora, después de haberle conocido un poco, me resulta bastante lógico que se haya hecho el silencio sobre él dentro del socialismo. Gustave Hervé (1871-1944) fue militante de la CGT, y organizador de la revista La Guerre Sociale, adalid de la violencia revolucionaria y feroz antimilitarista. Bueno, al menos durante su primer período. Al parecer se trataba una persona extremista por naturaleza. Durante sus primeros años de activismo pretendió unificar la extrema izquierda y abogaba por una revolución social y odiaba la guerra. En 1906 fundó “La Guere Sociale”, una revista virulenta y antinacionalista. “El patriotismo según él era un resto de la barbarie”10. Sus artículos los solía firmar con el pseudónimo “Un Sans-Patrie”. Su anti-nacionalismo se ve reflejado en el libro de Benson en la tendencia de los “comunistas” a difuminar las fronteras hasta que el mundo se unifica bajo el mando de Julian Felsenburgh. Recordemos que “El Amo del Mundo” fue escrito en 1907. Es importante porque en 1914, cuando Francia se declaró en guerra Hervé se convirtió en un acérrimo militarista y nacionalista. Su revista empezará a llamarse “La Victoire” y funda en 1919 un partido de extrema derecha, el “Partido Nacional Socialista Francés”. Esta segunda etapa de Hervé, como se puede suponer, ya no nos interesa para nuestro trabajo. Además de esta corriente universalista o de tendencia a trascender las naciones, que en parte es inherente al socialismo, hay que recalcar las influencias de otros pensadores y situaciones de aquel período histórico. Universalistas son también los francmasones. Uno de sus objetivos consiste en unir la humanidad en fraternidad trascendiendo todo credo y raza. Un dato curioso sobre esta globalización en la novela es la creación en 1989 del “Libre Cambio Occidental”, una especie de Comunidad Económica Europea. Además el Esperanto se ha convertido en la lengua universal11. Aunque no se nombre en el libro, creo que vale la pena mencionar el Fabianismo. Esta sociedad oriunda de Inglaterra planteaba un socialismo no dogmático, que buscaba el progreso a través de la acción parlamentaria y democrática. Entre los miembros de esta sociedad encontramos al literato y activista Bernard Shaw. Esta corriente socialista moderada inglesa parece cercana a lo que se vive en “El Amo del Mundo”, donde el partido Laborista se adueña del poder y establece el socialismo de forma pacífica y a través de la victoria democrática. Un dato importante a tener en cuenta es un informe de la sociedad fabiana sobre la organización gubernamental de las personas en paro. Esta forma de clasificación de los parados, se asemeja bastante a la clasificación de los indigentes que Benson profetiza en el prólogo de su libro. En 1893 se funda el Partido Laborista Independiente, que puede ser considerado como un auténtico partido socialista. A pesar de que Marx residía en Londres, los socialistas ingleses le hicieron poco caso y no aceptaron fácilmente el dogmatismo del alemán. Los socialistas ingleses pretendían que poco a poco se comunalizaran las fábricas y discutían si tenían que ser controladas por las comunidades locales o por el gobierno. Nunca se debían expropiar las propiedades. Las empresas públicas pagarían mejor y producirían mejores productos con lo cual los trabajadores más capacitados emigrarían a las empresas públicas y las privadas tendrían que ir cerrando poco a poco. Al parecer algo así sucede en la novela. Benson establece que los Laboristas alcanzan el poder en 1917 y en 1960 las empresas ya son públicas. Se aprueba la ley de las Industrias Necesarias con la que se nacionalizan incluso las profesiones y todo el mundo cobra sus salarios directamente del gobierno. “Por otra parte, el Bill de las Industrias necesarias se imponía inevitablemente; y así lo había comprendido el pueblo, desde que los ferrocarriles entraron en poder de los municipios. Durante algún tiempo, aquello fue una verdadera explosión de ingeniosos arbitrios, porque los Individualistas capaces iniciaron la explotación de algún negocio […] pero no tardó en comprenderse la ventaja de obtener un empleo del Gobierno. Bien miradas las cosas, el seis por ciento, beneficio límite de toda empresa individual, constituía una ganancia poco halagüeña; y el Gobierno pagaba bien”12. A este socialismo moderado inglés que fue el que Benson conoció, hay que sumarle el talante ateo de los “comunistas” de la novela que parece casi calcado de Proudhon. El comunismo, como se ha desarrollado realmente (lo hemos visto en el bloque de Europa del Este y en otros países como China), ha resultado agresivamente antirreligioso. El primer socialismo inglés no tenía este carácter. Muchos socialistas eran cristianos. Pero Proudhon, como los comunistas de “El Amo del Mundo” consideraban que el hombre debía sustituir a Dios, y la fe en la Providencia13 debía ser suplantada por la creencia en el progreso humano. Así ve que el ateísmo humanitario es la última etapa de la liberación moral e intelectual, “porque el Dios cristiano priva al hombre de su fuerza creativa y de su previsión”14. Los comunistas de la novela están enzarzados, primero con timidez y luego abiertamente, en la lucha contra los que creen en un Dios trascendente. Y esto se debe a que “es la única fuerza capaz de detener el verdadero progreso del hombre”15. De Marx simplemente se dice que en 1985 se implantó su doctrina. Aunque el ateísmo que reina en la obra bien lo hubiera compartido. Él habló de la religión como opio del pueblo, que viene a ser lo mismo que el obstáculo de que habla Proudhon. Sin embargo, también se ven notas de su pensamiento en la obra. Mientras que Hegel filosofizó la historia, Marx materializó la filosofía y, en cuanto “heredero” de Hegel, también la Historia. Así, el mal consiste en no querer avanzar con lo que la Historia exige, es decir, un mundo nuevo por un hombre nuevo, el hombre comunista, que es el proletario. Y el instrumento para este fin es la revolución mundial. Hay en la novela un sentimiento globalizado de que un mundo nuevo está por nacer y de que cualquier cosa que se le oponga debe ser eliminada. La Iglesia Católica, con su creencia en un Dios trascendente constituye un obstáculo, por tanto es el Mal. Los protagonistas de la novela actúan en consecuencia persiguiéndola. Feuerbach redujo la teología a antropología. En “El Amo del Mundo”, los “comunistas” han dado un paso más: han arrebatado la divinidad a Dios para dársela al hombre. De aquí surgen una serie de consecuencias que hoy en día podrían resultar un poco extrañas y dan la impresión de que la narración de Benson es poco creíble. En el nuevo orden mundial se organiza una especie de religión en la que se exalta y adora a la Humanidad. Hay cuatro servicios litúrgicos fundamentales durante el año y los ciudadanos están obligados a asistir. Como digo, ahora nos puede parecer extraño, pero recordemos que el mismo Comte ideó “una doctrina positiva de fe en la Humanidad”16. “Todo aspecto del progreso convergirá hacia el Ser Supremo, la Humanidad, que sustituirá enteramente la concepción provisional de Dios. Para favorecer el establecimiento de este reino relativo de Dios sobre la tierra, Comte transpuso la teología en sociología, la teocracia en sociocracia, consagrando así religiosamente la ciencia política. […] Con la inclusión de una nueva bandera, nuevo calendario, festivales, culto a los nuevos santos positivistas y nuevas iglesias. Por un tiempo, sin embargo, la religión de ha Humanidad utilizaría las iglesias cristianas, cuando estas fueran quedando vacantes. […] En una carta de 1851, Comte va tan lejos como para afirmar y predecir que antes de 1860 predicaría él mismo el Evangelio del positivismo –“la sola religión completa y real”-, ¡en Notre Dame!”17. Si a este paso del ateísmo a la religión de la Humanidad, que de por sí es posible, le añadimos la grandísima influencia de la masonería con su ritualismo en el establecimiento del nuevo orden, tendremos una religión apasionada, por su novedad, y ceremoniosa, por su organización al detalle. La masonería es una asociación secreta basada en los gremios medievales de franc-maçons o albañiles libres, dedicados a la construcción de catedrales. Un halo de misterio envuelve todavía a esta sociedad. Se dice que los masones operativos, los verdaderos constructores fueron disminuyendo de las logias, mientras que los especulativos, gente ávida de misterismo, crecieron hasta que en 1717, habiendo desaparecido los miembros operativos, en Londres se fundó la primera Logia exclusivamente especulativa. Aunque la masonería, por su carácter relativista, es un fruto de la modernidad, posee un carga mistérica, mítica y esotérica muy considerable. Una de las leyendas más importantes es la de Christian Rosenkreutz. Esta leyenda fue creada y alimentada por tres libros18 publicados a inicios del siglo XVII, según la cual existiría un “núcleo secreto” que está detrás de las diferentes religiones y las unifica. Esto ya se conocía desde la Edad Media en una cofradía de iniciados fundada por Christian Rosenkreutz (Cristian Rosacruz). Su tumba escondida en los bosques alemanes albergaba la clave de este secreto. Este es un tema sumamente importante en la masonería, porque esta idea religiosa también tiene su traducción social y política. La Masonería pretende la fraternidad universal en todos los sentidos. Felsenburgh lo consigue y establece una religión que pretende ser la religión escondida y única verdadera. La masonería es sumamente ritualista y posee una liturgia propia. La institución de la religión de la humanidad en “El Amo del Mundo” con toda su parafernalia no es ajena a esta sociedad secreta. Además tanto la masonería como los comunistas guiados por Felsenburgh pretenden la fraternidad universal y la construcción, como no, de una nueva humanidad. “De una forma simbólica se hace constar que en adelante ya no será la catedral un templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá que levantar en honor y gloria del Gran Arquitecto del Universo será la catedral del universo, es decir, la misma humanidad. El trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, perfecta y apta a las exigencias constructivas será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes. Cada útil o herramienta de los picapedreros recibirá un sentido simbólico: la escuadra para regular las acciones; el compás para mantenerse en los límites con todos los hombres, especialmente con los hermanos masones. El delantal, símbolo del trabajo, que con su blancura indica el candor de las costumbres y la igualdad; los guantes blancos que recuerdan al francmasón que no debe jamás mancharse las manos con la iniquidad; finalmente la Biblia, para regular y gobernar la fe”19. La Humanidad es sagrada según las ideas de “los comunistas” de la novela. Y ésta ha dado un fruto perfecto, que no puede ser otro que Julian Felsenburgh. “Por último, el escritor pretendía demostrar como a este Hombre por excelencia correspondían todos los títulos, prodigados anteriormente a Seres Supremos, del todo imaginarios. Tales denominaciones no habían aparecido en los dominios del pensamiento, sino como elaboración inconsciente y preparatoria del prototipo a quien con entera verdad deberían aplicarse”20. Felsenburgh es el superhombre que Nietzsche vio que nacería y estaría por encima de los demás hombres en todos los sentidos. “En el maravilloso superhombre […] las palabras, hijas de la tierra, se unen en apretado e indisoluble maridaje con los hechos, verdaderos hijos del cielo, siendo Felsenburgh el producto natural de esa unión”21. También se habla de Felsenburgh como el Hombre Mismo, como una especie de arquetipo platónico. “Él había hablado a los hombres; ahora era el Hombre Mismo quien hablaba”22. Toda esta mezcla de ideas destila una visión histórica bastante obvia. En primer lugar se trata de una visión progresiva y lineal, como la católica. Aquí, sin embargo, no hay un Dios actuando mediante su Providencia. La trascendencia no existe. La humanidad progresa a base de sacar de en medio obstáculos que se lo impiden. Según los “comunistas” la creencia en un Dios trascendente supone un obstáculo para el progreso. Deshacerse de esta creencia sería un paso inevitable para que la humanidad siga adelante. Las barbaridades llevadas a cabo por los “comunistas” se justifican fácilmente por esta concepción histórica. Sin estas acciones cruentas, no se puede progresar. El lastre del antiguo orden todavía no está superado: la humanidad está convaleciente23. Pero esta nueva barbarie difiere de la antigua: “Hay algo mejor: el conocimiento de los crímenes de los cuales el hombre es capaz todavía, y la voluntad de usar ese conocimiento”24. Por si fuera poco, “el exterminio constituía, aun en la edad nueva, un cauterio necesario para las dolencia de la Humanidad. ‘Únicamente’ –añadía- ‘ conviene tener en cuenta que semejante remedio debe ser empleado deliberadamente y no por el placer de la venganza’”25. El progreso también marca el cambio de moral: “El mundo en la actualidad es uno y no múltiple. El individualismo ha muerto, al ser elevado Felsenburgh a la Presidencia suprema y universal. Seguramente no dejas de ver claro que la situación en la que hemos entrado es absolutamente nueva y sin semejante en ninguna época. Tú lo comprendes, tan bien como yo. […] Ahora los acontecimientos han impuesto una moral nueva; estamos con toda exactitud en el caso de un niño que llega a al uso de la razón; y, por lo tanto, debemos velar a fin de que el progreso continúe avanzando sin obstáculos ni retrocesos; tenemos obligación de no escatimar medio alguno para que los miembros todos del organismo social gocen de buena salud. ‘Si tu mano te escandaliza, córtatela’ […] Si un hombre dice eso [que cree en Dios], comete el peor de los crímenes: es alta traición”26 Y esta traición consiste exactamente en que “los cristianos dirigían su homenaje a un supuesto ser sobrenatural que no sólo se proclamaba fuera del mundo, sino que positivamente lo trascendía”27. El progreso de la Humanidad es el altar por el que cada uno de los hombres debe sacrificarse. El progreso es terreno, fiel a la tierra, como diría Nietzsche. Y así este progreso es visto como algo natural, incluso biológico. En la página 232 de la novela se habla de Felsenburgh como el que ha introducido en los asuntos humanos las leyes de la selección natural y de la inmoralidad del perdón. Así es como el hombre progresa. Por todo lo dicho, la siguiente cita resulta lógica: “El cristianismo se extinguía en Europa, como una puesta del Sol tras oscuros picos; Roma eterna era un montón de ruinas; en Oriente y Occidente un hombre había sido puesto en el trono de Dios, había sido aclamado como divino. El mundo había dado un salto adelante. La ciencia social era suprema; los hombres habían aprendido a ser coherentes”28. c) Comparación de ambas visiones Una nota característica que salta a la vista de ambas visiones es la existencia de una fe. Tanto los cristianos como los “comunistas” creen en el progreso y en un objetivo de la Historia. Felsenburgh y compañía progresan material y socialmente hacia la fraternidad universal, la paz mundial, la consecución de un estado mundial de bienestar para todos. El progreso en el que cree el cristiano no tiene por qué coincidir con el progreso material o externo. Lo que progresa no tiene por qué ser el ser humano material. Progresa la Historia hacia un fin fundamentalmente espiritual que rompe las fronteras del mundo material. El cristiano vive con la mente en la otra vida y es consciente de que en este mundo está de paso. En la Historia la humanidad camina hacia el reencuentro con Dios, la segunda venida de Cristo, la Parusía, el juicio final; hacia la instauración del Reino de Dios. El cristianismo, no obstante, a ejemplo de Cristo, desde el principio se ha involucrado en los asuntos terrenos y ha procurado aliviar el dolor de los pobres, enfermos y oprimidos. En los últimos tiempos, la Iglesia Católica ha desarrollado una doctrina social, con la que marca patrones de comportamiento para los católicos en el ámbito social. Es verdad que los cristianos participan de la historia terrenal, pero no es menos verdad que ésta es para ellos secundaria, porque lo que importa realmente es la vida eterna. La visión “comunista” no deja de ser una kénosis de este Reino. Esta es la tesis de Karl Löwith en el libro “El sentido de la Historia”. Las visiones progresistas de la Historia dependen directamente de la visión cristiana, y son secularizaciones de ésta. Sobre Marx, por ejemplo, escribe: “El manifiesto comunista es de importancia científica en su contendio, escatológico en su marco y profético en su actitud”29. Löwith defiende que la doctrina de Marx es dogmática y mesiánica. “El antagonismo último entre los dos campos hostiles de la burguesía y del proletariado corresponde a la creencia cristiana y judía en una lucha final, en la última época de la Historia, entre Cristo y el Anticristo; que la misión del proletariado corresponda a la misión redentora y la universal de la clase más degradada se conciba en el patrón religioso de Cruz y Resurrección; que la transformación última del reinado de la necesidad de uno de libertad corresponda a la transformación de la civitas terrena en una civitas Dei; y que el entero proceso de la Historia, según se esboza en el Manifiesto Comunista, corresponda al esquema general de la interpretación judeocristiana de la Historia como un providencial avance hacia una meta final llena de significado. El materialismo histórico es esencialmente, aunque de una forma secreta, una historia de perfección y de salvación en términos de economía social.[…] Está inspirado por una fe escatológica, que, a su vez, determina el alcance y el contenido totales de todas sus afirmaciones particulares. En verdad hubiera sido casi imposible elaborar la visión de la vocación mesiánica del proletariado sobre una base puramente científica, e inspirara millones de seguidores, mediante un mero relato de hechos”30. Pero, si en el fondo son lo mismo, ¿cómo es que estas visiones en sus consecuencias prácticas son tan divergentes e incluso antogónicas? La respuesta la obtendremos al contestar a esta otra pregunta: ¿Quién es el gestor principal de la Historia? Para un “comunista” la Historia es el lugar en donde se lucha por el perfeccionamiento de la humanidad. Para un cristiano la Historia es el lugar donde Dios lucha por el perfeccionamiento del hombre. La libertad humana adquiere un significado totalmente diferente en cada caso, y la libertad es un tema crítico en el mundo de la vida, por no decir el Tema del mundo de la vida.

Visión histórica de Robert Hugh Benson

a) Benson como católico: El fin del mundo

En la fe cristiana el mundo tiene un principio y tendrá un fin. Benson nos narra en su novela los acontecimientos previos al final y lo hecho procurando hacer coincidir una serie de sucesos sumamente simbólicos. Al final de los tiempos solamente hay doce cardenales y el papa. Esta es una alusión descarada a la situación de fundación del cristianismo con Jesús de Nazareth y los doce apóstoles. Además el Papa tiene su residencia en la mismísima ciudad de Nazareth, donde todo comenzó. Uno de los doce cardenales, Dolgorovski traiciona al Papa, en claro paralelismo a la traición de Judas. Felsenburgh reúne a todas las naciones contra el Vicario de Cristo y se concentran en la llanura de Harmagedón31. Felsenburgh a estas alturas del libro es retratado como el Anticristo32. La ascensión al poder de este hombre corre paralela con el adueñamiento de la tierra de la Bestia de que habla el Apocalipsis. En este fin de la Historia sucede un hecho extraordinario y es que la Iglesia ha durado hasta el final. “Las puertas de infierno no han prevalecido”33. Esta promesa de Cristo se ha cumplido. Roma, la llamada ciudad eterna, ha perecido, pero ella era considerada tal por el hecho de albergar al Vicario de Cristo, cuya Iglesia ha de durar mientras dure el mundo. Por tanto, el encuadramiento del fin del mundo de “El Amo del Mundo” intenta ajustarse a textos bíblicos y a situaciones simbólicamente muy cargadas para las creencias cristianas. Benson es fiel a su cristianismo en la novela, aunque ha jugado con las situaciones accidentales. Digamos que ha novelado el final de los tiempos.

b) Historia como juez: la crítica empírica

En este apartado nos adentramos en el porqué de esta obra de este converso inglés. Sin duda pretendía criticar ciertas situaciones e ideologías que empezaban a pulular por la Inglaterra de finales del s. XIX y principios del s. XX. El desglosamiento ideológico que se ha pretendido, con más o menos fortuna, en el apartado de la visión histórica de los “comunistas” podría resumirse para Benson con la expresión “Humanismo Ateo”, “Humanismo Inmanente” o algo parecido. Benson ha ideado una forma de expresar sus reservas con respecto a este humanismo. Podría haber escrito un ensayo en el que hubiera analizado y desglosado los axiomas y proposiciones de esta corriente y hubiera intentado refutarlas una por una. Construiría una obra seguramente densa, apta principalmente para filósofos, eruditos y personas enormemente interesadas en el tema. La crítica sería intelectual y difícil. Sin embargo, una novela llega a más gente. La crítica es existencial y, aunque las ideas nunca acaban de explicitarse y aclararse del todo, entra más en juego la intuición. En nuestro día a día estamos rodeados de ideologías, de formas de pensar, pero no necesitamos analizarlas en cada momento. Simplemente las vivimos y podemos intuir que hay algún tipo de ideología detrás, aunque nunca lleguemos a formularla conceptualmente. Benson se dirige al ciudadano vital más que intelectual, por eso se ha decidido por este tipo de crítica novelada. Según aquella famosa máxima de Cicerón “Historia Magistra Vitae” o la frase del evangelio “por sus frutos los conoceréis”, cabría esperar que la historia pasara para juzgar una situación histórica concreta. Benson se adelanta y desarrolla él mismo las ideas de este Humanismo Inmanente en la historia. Además le da una situación privilegiada, ya que le otorga hegemonía mundial. La ha convertido en la cultura dominante. Una vez que una cultura ha alcanzado este punto, se puede ver qué tipo de sociedad produce. Además, en una situación hegemónica no se le podrán achacar sus errores y deficiencias a ninguna otra ideología. Mabel, la esposa del joven diputado Oliver Brand, es un personaje clarividente que da muchas claves para la interpretación de esta novela. Ella es una mujer del nuevo régimen. Su alma está entregada a su marido y a la nueva humanidad. De su corazón fluyen deseos de paz, de hermandad universal. Anhela una nueva religión, la religión de la Humanidad, la única verdadera, de la cual las religiones tradicionales no eran más que prefiguraciones. Parece un producto modélico del Humanismo Inmanente. Pero, cuando la gente lincha a los católicos y Roma es destruida, se da cuenta de que esta nueva Humanidad no es tan buena y que está cayendo en los mismos desvaríos que la antigua. Mientras eran los tumultos callejeros los que se encargaban de perseguir a los católicos, su marido Oliver podía convencerla diciéndole que las masas tenían que madurar todavía, porque se encontraban convalecientes de la antigua barbarie. Pero llega el momento de la persecución oficial. Los mandatarios condenan a muerte a todo aquel que crea en un Dios trascendente. Mabel no puede soportar que oficialmente, la nueva Humanidad, pretenda matar a personas por creer en una superstición. Oliver intenta convencerla argumentándole que la Humanidad y el progreso exige extirpar estos miembros infectados con la creencia en un Dios trascendente. Todo debe ser hecho por la humanidad. Pero ella le contesta que no puede vivir por la humanidad. Viviría por un bebé, pero no por la humanidad34. El Humanismo Inmanente, según Benson, es totalitario e incoherente. Totalitario, en este sentido sí coincide con el comunismo que nosotros conocemos y que se desmoronó en la década de los 90. Sólo existe una forma de pensar aceptable y si no la sigues, debes ser purgado de la Humanidad porque constituyes un obstáculo al progreso humano. La incoherencia está en que caen en la misma barbarie que decía combatir al procurar la eliminación de los opositores. Pero, ¿quién marca lo que la Humanidad debe ser y lo que el progreso debe alcanzar? Mabel lo ha visto claro. La Humanidad no es un ente que puede exigir que partes suyas sean eliminadas. La Humanidad no es más que el conjunto de los humanos. Por eso, es más importante un bebé, que el concepto de humanidad.

c) Historia absoluta e historia relativa: la crítica a la luz de la fe

Además de esta crítica empírica o más filosófica, Benson se adentra en otro tipo argumentación a la luz de la fe cristiana. Con el pecado de Adán y Eva, la Historia se desdobla: la historia terrenal y la historia divina. La historia divina es la que hemos visto en el apartado de la visión histórica de los católicos: la Historia de la Salvación. Mientras que la Historia terrenal consta de los avatares y andanzas de nosotros humanos sobre la Tierra. Es la historia de las civilizaciones, de los reyes, de las guerras, de las conquistas y de los períodos de paz. Estas dos historias conviven a lo largo del tiempo hasta que en la segunda venida de Cristo, “la gloria de este mundo pasa”35 y sólo queda una historia, la divina. Así Benson quiere dar a entender que la verdadera historia es la Historia de la Salvación, mientras que la Historia empírica tiene sólo un papel secundario. Y la visión inmanente de la historia no es más que otro instrumento para que la verdadera Historia se desarrolle. Benson con su libro intenta decir que realmente Dios es quien lleva la historia y todo se convierte en instrumento suyo, incluso lo opuesto a Él.

Conclusión

a) Libro Apologético: ¿Prejuicio que mancha sus argumentos?

Mientras leía el libro me ha dado la impresión de que algunas de las situaciones resultaban en un primer momento un tanto increíbles. Da la impresión de que Benson está provocando situaciones en las que muy fácilmente se deducirá una crítica que fortalecerá sus ideas apologéticas. Parece que su afán de defender la religión católica le ofusca y conduce los acontecimientos históricos a donde más conviene para que el catolicismo quede bien parado, mejor aún, quede en la mente del lector mejor que cuando empezó a leer el libro. Esto significaría que el desarrollo histórico mostrado sería inconsistente. Pero después de haber realizado el pequeño análisis mostrado en este trabajo, esta afirmación es verdadera sólo parcialmente. Obviamente se trata de un libro que defiende el catolicismo frente a unas ideas que él consideraba nocivas. No hay duda. La historia, sin embargo, tal como la desarrolla Benson, no es incoherente. Es exagerada, como se verá en el siguiente apartado, pero no incoherente. Por ejemplo, uno de los hechos que narra Benson y que al principio me ha chocado y me ha parecido una intromisión de su apología cristiana, han sido las persecuciones. ¿Cómo es posible que una sociedad tan civilizada y pacífica acabara persiguiendo a los creyentes en un Dios trascendente? En la teoría no es coherente, pero en la práctica, hemos podido constatar que de hecho así ha sucedido. Tal es el caso de los países ex-comunistas. Por otro lado, la tendencia de nuestro mundo es la globalización. Al comienzo de la novela, el mundo se encuentra dividido en tres bloques: Europa, Oriente y América. Casi coincide con los tres bloques comerciales y económicos actuales: La Unión Europea, Japón y el Nafta (Canadá, Estados Unidos y México). El mundo tiende a la globalización. Europa ya posee un parlamento. El comunismo tendía a extenderse por todo el mundo… Creo que Benson no ha sido incoherente en su desarrollo histórico de ficción, sino simplemente exagerado.

b) El valor de la hipérbole: Claridad versus realidad

Por el pequeño añálisis realizado sobre las ideologías que Benson critica, he visto que es bastante fiel a sus enseñanzas, pero las exagera y las desarrolla históricamente hasta que se presentan en estado puro. Cuántas veces hemos oído en clase o en una conferencia aquello de “esto sólo es posible separarlo conceptualmente, porque en la realidad siempre se da unido”. Algo así pasa con la hipérbole. La hipérbole en literatura es equivalente a la exposición sistemática o a la definición en un ensayo, clase o conferencia. Cuando se exagera una situación, un personaje o un ambiente, se pretende, en primer lugar, ponerla de manifiesto, porque si no, no se destacaría de las demás realidades. En segundo lugar, se quiere que aparezca en un estado puro, sin influencias que pudieran distraer. La situación que el escritor ha situado en este estado hiperbólico, se encuentra como bajo una lupa para el lector. Es como un concepto claro al que se ha llegado después de una razonamiento. El concepto no es la realidad, como la hipérbole tampoco lo es.

c) Valor de la Crítica de Benson: ¿Crítica o autoafirmación?

Por todo lo dicho considero valiosa la crítica que Robert Hugh Benson hace al socialismo que empezaba a surgir en su Inglaterra natal. No porque se trate de un libro apologético se pueden desechar su ideas. Cada uno piensa desde lo que es. Jorge Luis Borges escribió un cuento titulado “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” en el que su hipérbole explicativa va mucho más allá que la de Benson. En este relato, el escritor argentino crea un mundo en el que no existen sustancias y, por tanto, el lenguaje no posee sustantivos. Sólo hay fenómenos y la gente se comunica a base de verbos y colores. Si no es censurable Borges, porque crear un mundo irreal, tampoco lo es Benson, por desarrollar históricamente una ideología.

Bibliografía

Robert Hugh Benson, “The Lord of the World”

Roberto Hugo Benson, “El Amo del Mundo”

Karl Löwith, “El sentido de la Historia. Implicaciones teológicas de la filosofía de la historia”, Agilar, Madrid 1968.

J.A. Ferrer Benimeli, Masonería, Iglesia e Ilustración, Fundación Universitaria Española, Madrid 1982

G.D.H. Cole, Historia del pensamiento socialista, II y III, Fondo de Cultura Económica, México, D.F. 1959.

NOTAS

1 Según Benson, el Papa había introducido esta figura en la organización eclesial. Toda provincia eclesiástica con una cierta importancia, además de tener el tradicional prelado en la provincia, contaba con un cardenal-protector en Roma que actuaba como intermediario directo entre la provincia y el Papa.
2 Estos voladores son una especie de aviones, pero que se usan más como autobuses que como nosotros estamos acostumbrados. Estos curiosos aparatos mueven las alas al avanzar y pueden volar tan bajo por la ciudad que un transeúnte podría verle los ojos al conductor. Benson los llama volors, así que me ha parecido bien llamarles voladores.
3 “Entonces pasó este mundo y con él su gloria” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 322).
4 Gen 1,1.
5 Catecismo de la Iglesia Católica, 302.
6 Redención proviene del latín Re- (prefijo de reiteración o que significa volver a…) y emo (comprar). La palabra redención se aplicaba a la recuperación de los cautivos cristianos que se encontraban en cárceles musulmanas. El diccionario de la Real Academia define así la palabra Redimir: Rescatar con precio; recuperar un cosa que se había vendido, poseído o tenido.
7 Lucas se esfuerza por encuadrar históricamente el nacimiento de Jesús: “Aconteció , pues, en los días aquellos que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo. Este empadronamiento primero tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria” (Lc 2,1-2). Mateo, en cambio, establece la genealogía de Jesús y Juan, por su parte, escribe una frase revolucionaria sobre él: “El Verbo se hizo carne” (? ????? ???? ???????) (Jn 1,14). Aquel Lógos de los antiguos griegos, sentido intemporal del Kósmos, se ha hecho materia, es decir, temporal: se ha hecho Historia.
8 Cfr. Ap 19-21
9 “In England our party was first seriously alarmed at the Labour Party Parliament of 1917. That showed how deeply Hervéism had impregnated the whole social atmosphere. There had been Socialists before, but none like Gustave Hervé” (R.H. BENSON, The Lord of the World, The Prologue, x). Las traducciones del libro están sacadas de la edición de “El amo del mundo” traducido por Juan Mateos y editada por Gustavo Gilí editores en Barcelona en 1909.
10 “Patriotism, he said, was a relic of barbarism” (R.H. BENSON, The Lord of the World, The Prologue, xi).
11 También es curioso que la única página web que he encontrado en internet donde se te ofrecen textos tanto en esperanto como en inglés o en castellano sea anarquista. http://melior.univ-montp3.fr/ra_forum/
12 “Well, the Necessary Trades Bill was inevitable: people had begun to see that even so far back as the time when the reailways were munipalised. For a while there was a burst of art; because all the Individualists who could went in for it […]; but the soon drifted back into Government employment; after all, the six-percent limit for all individual enterprise was not much of a temptation; and Government paid well” (R.H.BENSON, The Lord of the World, Prologue, xiii)
13 Proudhon consideraba que la providencia no era más que: “El instinto colectivo o razón universal del hombre en cuanto ser social” (K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 93)
14 K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 93
15 “[Christianity] is yet the one and only force capable of withstanding the true progress of man” (R.H.BENSON, The Lord of the World, 299).
16 K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 133.
17 K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 132.
18 Fama Fraternitatis (1614), Confessio (1615), Bodas químicas de Christian Rosenkreutz (1616).
19 J.A. FERRER BENIMELI, Masonería, Iglesia e Ilustración, 55.
20 “Finally the writer showed how to this man belonged properly all those titles hitherto lavished upon imagined Supreme Beings. It was in preparation of him that these types came into the realms of thought and influenced men’s lives” (R.H.BENSON, The Lord of the World, 232)
21 “Words, the daughters of earth, were wedded in this man [Felsenburgh] to facts, the sons of heaven, and superman was their offspring” (R.H.BENSON, The Lord of the World, 230)
22 “Yet he had spoken to men; now it was Man Himself speaking” (R.H.BENSON, The Lord of the World, 225). Me he permitido la libertad de traducir yo mismo este texto, dado que la traducción de Juan Mateos no me parece correcta.
23 “’My darling’, he said, ‘ men are not changed in an instant. What if those Christians had succeeded!… I condemn it all as strongly as you. I saw a couple of newspapers this afternoon that are as wicked as anything that the Christians have ever done […] We are all human, we are all immature ” (R.H.BENSON, The Lord of the World, 208-209).
24 “There was something better [than savagery] – the knowledge of what crimes man was yet capable of, and the will to use that knowledge” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 226)
25 “Extermination as an instrument that even now might be judicially used in the service of humanity. Only it must be used with deliberation, not with passion” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 231). Traducción bastante libre de Juan Mateos.
26 “The world is one now, not many. Individualismo is dead. It died when Felsenburgh became President of the world. You surely see that absolutely new conditions pravail now- there has never been anything like it before […] There is a new morality; it is exactly like a child coming to the age of reason. We are obliged, therefore, to see that this continues – that there is no going back –no mortifications – that all the limbs are in good health. ‘If thy hand offend thee, cut it off’ […] For one even to say so [to believe in God] is the very worst crime conceivable: it is high treason” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 266-267).
27 “Christians directed their homage to a supposed supernatural Being who was not only –so that claimed- outside of the world, but positively transcended it (R.H. BENSON, The Lord of the World, 264)
28 “Christianity had smouldered away from Europe like a sunset on darkening peaks; Eternal Rome was a heap of ruins; in East and West alike a man had been set upon the throne of God, had been acclaimed as divine. The world had leaped forward; social science was supreme; men had learned consistency” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 235) Me he permitido traducir yo mismo esta cita y prescindir de la traducción de Juan Mateos, por tomarse éste demasiadas licencias y, según mi parecer, cambiar el sentido de lo que escribió el autor.
29 K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 60.
30 K. LÖWITH, El sentido de la Historia, 68-69.
31 “¿Por qué se amotinan las gentes y trazan los pueblos planes vanos? Se reúnen los reyes de la Tierra, y a uno se confabulan los príncipes contra Yavé y contra su Ungido” (Sal 2,1-2). “Y vi a la Bestia, y a los reyes de la tierra, y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra al que montaba el caballo y a su ejército” (Apo 19,19).
32 Cfr. R.H. BENSON, The Lord of the World, 321.
33 Cfr. Mt 16,18.
34 “If we had had a child, it might have been different. I might have liked to go on living for his sake. But Humanity, somehow- Oh! Oliver! I can’t – I can’t” (R.H. BENSON, The Lord of the World, 281).
35 Cfr. R.H. BENSON, The Lord of the World, 322. THE LORD OF THE WORLD R.H. Benson y la filosofía de la historia, 20

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